Anfibios, reptiles, aves y mamíferos son algunos de los ejemplares que se preservan en las gavetas como parte de la Colección Científica de Vertebrados (CCV) del Laboratorio de Ecología y Biodiversidad Animal del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), recinto en el que el doctor Jesús Manuel Martínez Calderas, profesor de la Licenciatura en Biología, ha colaborado como técnico desde hace seis años.
El doctor en Ciencias y maestro en Manejo de Fauna Silvestre por el Colegio de Postgraduados (COLPOS), platica que su interés por efectuar la taxidermia científica surgió desde que era estudiante de Licenciatura en Biología, cuando apoyaba a la doctora Ana Bertha Gatica Colima, investigadora en Herpetología y responsable del aula antes mencionada del ICB, en la colecta de mamíferos y reptiles en los inicios de la CCV. Al egresar de su posgrado, se integró a trabajar en el Proyecto Inventario Multitaxonómico del Área de Protección de Flora y Fauna Médanos de Samalayuca, en Chihuahua.
Después entró como maestro por honorarios y técnico en el Laboratorio de Ecología y Biodiversidad Animal, esto último administrado por la doctora Gatica Colima.
“La idea del trabajo era tener material de referencia de reptiles y mamíferos de la zona del desierto chihuahuense, y como mi interés siempre fue con los mamíferos, con ella [la doctora] empecé a practicar la taxidermia de forma autodidacta con los ejemplares de roedores que se incluirían en la colección”, abre el diálogo.
Breve historia
En la taxidermia científica, la principal finalidad es preservar el animal de manera lo más realista posible para documentar la biodiversidad existente para su posterior estudio, por lo que se busca respetar las características morfológicas y biológicas.
La palabra taxidermia se deriva del griego taxis, que significa arreglo, y derma, que alude a la piel.
Aunque su historia se remonta en los egipcios y la cultura chinchorro de Chile, quienes, desde los tiempos más remotos de la humanidad, trataron de conservar los cadáveres mediante ritos funerarios en los que se embalsamaban los cuerpos de sus muertos con diferentes preparaciones.
En nuestro país, por supuesto, también ha existido una tradición de taxidermia científica desde el siglo XVIII. De acuerdo con un artículo publicado por el Congreso Mexicano de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, comenzó con el Gabinete de Historia Natural de México, fundado por José Longinos Martínez el 27 de abril de 1790, quien presentaba especímenes disecados por él mismo.
Longinos Martínez recogió las piezas en la Nueva España, además de recibir donaciones de otros coleccionistas y hacer encargos a indígenas.
¿Qué habilidades se consideran esenciales para ser un buen taxidermista científico?
“Se debe tener conocimiento de la morfología de los animales, mucha paciencia y destreza. Esas son las principales características”, puntualiza.
¿Cuál es el procedimiento general que se sigue para preparar un espécimen?
Martínez Calderas asegura que los organismos preservados obtienen valor biológico cuando son correctamente etiquetados, con información de su origen, quién lo colectó y medidas de su cuerpo.
En el caso de la taxidermia científica, lo que se necesita es algodón, un bisturí, una navaja y alambre para quitarle a la piel del ejemplar músculo o grasa.
“Ya cuando se tenga a los animales formados rellenos de algodón, lo que prosigue es que se dejan en un lugar en donde no haya moscas y humedad para que se sequen, y se estará revisando periódicamente para ver si no hay pudrición; de lo contrario, se tiene que eliminar el ejemplar”, explica.
De este modo, desglosa que la diferencia entre la taxidermia científica con la decorativa surge con el interés de obtener ejemplares que se puedan almacenar en áreas compactas para preservarlos y conseguir información de estos animales en un futuro.
Mientras que en la decorativa “la idea es tener animales con una pose lo más natural y viva posible. Muchas veces son taxidermias de trofeos obtenidas por cazadores”, explica.
Sin embargo, a su vez, menciona que la taxidermia suele ser complicada en el sentido de pronunciar, realizarla y exhibirla, porque la mayoría de la población sataniza esta actividad.
“Piensan que andamos correteando a los animales para matarlos por gusto”, señala.
Perspectiva, retos y ética
Por otro lado, el catedrático Martínez Calderas declara que, del organismo, no solo se trata de realizar taxidermia científica, sino que se aprovecha y se obtienen más muestras.
¿Cómo lo aprovechan?
“Sacamos tejido del ejemplar para estudios genéticos, podemos conseguir parásitos e incluso hasta extraemos muestra de órganos y se preservan en alcohol y formol”, especifica.
Añade que, aparte de estas muestras, se obtienen los cráneos, siendo un criterio taxonómico importante para dividir cada una de las especies y huesos, ambos útiles como material de referencia para el estudio de ecología alimenticia de carnívoros y otros depredadores.
“La idea es que, cuando se hacen todos estos trabajos, es llevarlos a cabo de una manera más ética. Por lo que se piden permisos de colecta ante la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en los cuales la UACJ les informa sobre los objetivos del estudio, las localidades dónde se va a trabajar y cuántos animales se van a colectar”, refirió.
Acentuó que, desde el 2006 a la fecha (19 años), esta institución formativa labora bajo los lineamentos de la SEMARNAT para “no depredar o tomar más animales de los que solicitamos analizar o que estén en peligro de extinción”.
Según el doctor Martínez Calderas, algunas de las gavetas del Laboratorio de Ecología y Biodiversidad Animal del ICB, las conforman aves donadas por la ciudadanía que las encuentra fallecidas en algún punto y las lleva al programa académico de Biología.
¿Qué les aconseja a aquellos que estén interesados en esta técnica?
“A los alumnos, cuando quieren empezar a trabajar con estos detalles, pues les mencionó que pierdan un poco el miedo, y lo que necesitan es entrenamiento con ejemplares pequeños y que no tengan un valor científico para que no afecten la colección. Por ejemplo, yo pongo a trabajar a los alumnos con ratones de laboratorio para que agarren experiencia. Para cuando tengan un animal de campo, que tiene valor científico y que va a entrar a la colección, ese ejemplar les quede en perfectas condiciones”, recomienda.
Finalmente, el doctor Martínez Calderas se define como un profesionista con mayor técnica para tener la libertad de aplicar atajos para mejorar su desempeño en la taxidermia científica.
Colección Científica de Vertebrados del Laboratorio de Ecología y Biodiversidad Animal del ICB |
800 mamíferos |
1500 anfibios y reptiles |
100 aves |