El profesor investigador César Fidel Sánchez, del Instituto de Ingeniería y Tecnología de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (IIT-UACJ), acaba de recibir una patente por su trabajo en aleaciones magnetocalóricas, un tema de frontera en la ciencia de materiales y la transición hacia energías limpias.
Un logro que no cualquiera consigue
“Tener una patente no es sencillo”, explica el doctor. “Implica novedad y someterse a un arbitraje riguroso, más severo incluso que el de una publicación científica. Y, aun así, tras cuatro o cinco años de proceso, puede ser desestimada”.
Pero para César Fidel Sánchez, este logro no es nuevo: es su cuarta patente. Detrás de cada una hay años de trabajo, experimentos minuciosos y la convicción de que la ciencia puede transformar industrias enteras.
¿Qué son las aleaciones magnetocalóricas?
En términos simples, son materiales con momentos magnéticos capaces de enfriarse o calentarse alrededor de la temperatura de transición de fase magnética cuando se someten a la variación de un campo magnético. Esta propiedad resulta clave para tecnologías como la refrigeración magnética a estado sólido, que promete reemplazar los gases contaminantes de los refrigeradores convencionales por materiales sólidos; una tecnología más limpia, silenciosa y eficiente.
“El material tiene átomos con momentos magnéticos que se alinean con el campo magnético. Si no hay intercambio de calor con el medio, el material toma energía de su propia energía interna y se calienta o enfría”, explica. Este fenómeno es esencial para la criogenia y la licuefacción de hidrógeno, pasos fundamentales si el mundo quiere dejar atrás los combustibles fósiles.
Un camino largo… y costoso
Lograr esta nueva aleación de hierro y rodio tomó dos años de investigación intensiva. Uno de los grandes retos fue el costo del rodio, un metal precioso que ronda los 600 dólares por gramo. Gracias a un proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en el periodo 2019-2023, Sánchez pudo adquirirlo y realizar los experimentos en colaboración con la División de Materiales Avanzados y el Laboratorio de Medición de Propiedades Físicas del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) de San Luis Potosí y de la propia UACJ.
“Contar con equipos como un magnetómetro vibracional es clave. El laboratorio está en cuanto a infraestructura al nivel de los laboratorios europeos o estadounidenses para mediciones de magnetismo”, asegura.

El proyecto no solo trajo innovación tecnológica: dos estudiantes de posgrado participaron como parte de sus tesis de maestría en el IPICYT. El mensaje para ellos y para cualquiera que sueñe con patentar una idea es claro:
“Patentar requiere disciplina y argumentos sólidos. Hay que responder cada objeción con fundamentos físicos y matemáticos. Lo aprendido en la universidad se vuelve vital”.
La chispa que encendió la vocación
Cuando se le pregunta si siempre supo que sería investigador, responde sin titubeos: “Uno no nace con esa idea. Es un camino que se adhiere a tu personalidad con el tiempo. Te marcan los profesores, la universidad, los ejemplos que ves. Y la UACJ tiene muchas puertas abiertas para que los jóvenes sigan adelante en ese camino”.
La meta: seguir investigando
Mientras tanto, el Dr. César Fidel Sánchez mira hacia adelante. Más aleaciones por descubrir, más puertas por abrir. Porque en cada experimento, cada tabla de datos y cada nueva patente, hay algo más que ciencia: hay un impulso humano de transformar la realidad para hacerla un poco mejor.