En la frontera se comparten escenarios de vivienda diversa y preponderantemente desordenada, los estudios realizados a los entornos deben dejar la inercia y comenzar a potencializar la posibilidad de llamar a la ciudadanía a trabajar la participación activa.
Vivienda adecuada, hábitat sustentable y cohesión social. Alternativas para incidir en las condiciones de pobreza urbana en zonas vulnerables de atención prioritaria en tres ciudades de México (Ciudad Juárez, Mérida y Mexicali), es el caso que ocupa al doctor Luis Herrera Terrazas, maestro de tiempo completo en Extensión Multidisciplinaria de la UACJ en Ciudad Universitaria (EMCU).
Este proyecto forma parte de los 9 enclaves que se trabajan en la actualidad en México, por parte de Programas Nacionales Estratégicos (PRONACES) del Consejo Nacional de Humanidades Ciencias Y Tecnologías (CONAHCYT).
Los polígonos de estudio en esta frontera se encuentran al sur oriente de la ciudad, en las colonias José Sulaimán y Portal del Roble II, como parte del proyecto, durante los últimos meses se realizaron talleres de participación para motivar las propuestas vecinales; se instalaron carpas, se repartieron refrigerios y se invitó a los vecinos a reunirse, a conocerse y apoyar la posibilidad de presentar un crecimiento ordenado.
Basados en resultados cada familia generó aportaciones de lo que les gustaría construir en su vivienda, hoy se presentan las primeras realidades. Alumnos de la UACJ apoyaron esta idea y se sumaron al proyecto, realizando su servicio social o prácticas profesionales, pero sobre todo, buscando sembrar posibilidades en las colonias donde se inició esta actividad.
Michelle Jocelyn Palma es estudiante de arquitectura de 5.º semestre, vivió su servicio social de esta forma, realizando contacto con los vecinos y compartiendo su talento, hoy brinda su testimonio: “Al principio realizamos encuestas en la colonia, fuimos tocando casa por casa, preguntamos por sus necesidades, algunos necesitaban planos catastrales o remodelaciones de fachada; hicimos planos y mostramos posibilidades de lo que podía ser su hogar en un futuro, la gente se emocionó y nos enseñó mucho”.
Este es un proyecto semilla, la etapa que se trabaja es la de gestión, que los habitantes de este sector una vez que han sido preparados, logren generar el compromiso de apropiarse de sus espacios y darle continuidad al cambio de la escena.
Manos a la obra…
El concurso de fachadas que hoy lleva premiación, permitió que a cada familia interesada se le entregaran algunos galones de pintura, brochas y material necesario para la presentación frontal de cada hogar participante, los ganadores obtienen con ello la nueva imagen en pintura, para su vivienda entera.
Liliana Morales junto a sus hijos (14, 12 y 6 años) es la ganadora de esta intervención, con su esfuerzo y trabajo en familia, hoy gana el material para cambiar la imagen de su hogar y mientras recibe su premio, recuerda contenta como fue que llego la creatividad para participar en este proyecto.
“Somos de la colonia José Sulaimán, la fachada la pintamos entre mis niños y yo, fue una madrugada que llegue de trabajar y hasta las 5:00 de la mañana estuvimos pintando, primero empezamos con cuadritos y llegamos a algo grande; me siento bien, mi casa se ve diferente”.
Con este evento, la primera etapa del proyecto concluye, la ampliación de esta actividad habla de la autoconstrucción, llevada a cabo de forma ordenada y basada en los planos ya otorgados por los estudiantes.
El maestro Herrera busca incentivar en las nuevas generaciones la importancia de la Arquitectura Social, en cada espacio de la ciudad: “Los muchachos se dan cuenta de que no todo es hacer grandes viviendas, que hay que acercarse a la gente y preguntar ¿Cómo le ayudo?, cada alumno busco a una familia a quien asesorar y les entregaron su plano; la construcción por etapas con proyectos diseñados, ese es el regalo que los muchachos dieron en la colonia”.
El profesor Herrera plantea que la casa habitación debe adaptarse a la necesidad de cada persona o familia y en conjunto los vecinos de un entorno, deberán generar movimientos como colonia para que los espacios se consoliden y la gente logre hacer comunidad.
“Es necesario tener iniciativa, que la gente gestione y trabaje sus necesidades, se reúna entre vecinos. Se extiende la ciudad, pero no se apropian de los espacios, por las dinámicas diferentes de cohesión social donde la gente no convive, eso debe cambiar”.
La vocación y amor por la enseñanza universitaria
El doctor Luis Herrera es la muestra de que la docencia viene de la inspiración, ya que asegura que su reto actual como arquitecto es enseñar, compartir su trayectoria y formar alumnos brillantes.
“Mi pasión más que la investigación, es la docencia, es lo que me hace feliz. Soy muy empático, me llevo muy bien con los estudiantes, trato de ponerme en su lugar. Les enseño lo que yo sé, siempre he querido tener alumnos brillantes”.
El profesor investigador Herrera Terrazas, es egresado del programa de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), con experiencia en construcción e inmobiliarias privadas en el inicio de su carrera, maestría en Valuación inmobiliaria por la Universidad Autónoma de Durango (UAD) y doctorado en Estudios Urbanos por la UACJ, además de cumplir con más de 20 años de experiencia en la docencia.
Desde hace varios años el arquitecto trabaja con el vacío urbano, es considerado como uno de los primeros en acuñar el término, el cual refiere, se asigna incluso a construcciones completas, pero que están en desuso, el espacio se torna deteriorado y se incluye en la descripción a la vivienda abandonada; en general, se trata de obras que van en contra del hábitat sustentable y de confort o como el maestro menciona “de la vivienda digna que todos merecemos”.