En las películas de ficción, los zombis han sido representados como personas que pierden completamente la razón, incapaces de coordinar, con pérdida de la realidad, ira y un apetito insaciable. Para profundizar más, de forma científica, en el porqué de su comportamiento, se llevó a cabo la conferencia virtual Zombis en el laboratorio, como parte de la inauguración de la Semana del Cerebro.
En esta plática, realizada por alumnas del Instituto de Ciencias Biomédicas, se dijo que el origen de la palabra zombi era utilizado en Haití para referirse a fantasmas o presencias perturbadoras, y que posteriormente, en el siglo 20, el zombi comenzó a adquirir las características que actualmente se le conocen.
Briana Santillanes, alumna del programa de Químico Farmacéutico Biólogo, comentó que, científicamente, existen parásitos y toxinas que provocan que el huésped adquiera las condiciones de un zombi, tal como es el caso del síndrome de Cotard, enfermedad descrita en 1880 por el neurólogo Jules Cotard, en la que el paciente tiene la sensación de haber muerto, acompañado de alucinaciones que lo hacen creer que su cuerpo se pudre y que tiene gusanos en la piel.
El término zombi krokodil, hace referencia a una droga que es capaz de ocasionar gangrena al usuario y de ser diez veces más potente que la morfina, comentó Santillanes.
En una característica que realizó de forma hipotética Jaqueline Carrillo, estudiante del ICB, explicó las partes cerebrales dañadas que ocasionan el comportamiento conocido por los zombis.
Expuso que la primera área cerebral dañada es el cerebelo, encargado de mantener el equilibrio, por lo que, su pérdida, ocasiona que un zombi se tropiece constantemente.
El lóbulo frontal es la zona que le brinda al ser humano la capacidad de resolver problemas de la vida cotidiana, como abrir una puerta o ventana. Sin embargo, explicó Carrillo, el comportamiento de un zombi únicamente es de impactarse contra las cosas, y no son capaces de abrir cosas o de razonar profundamente.
En la hipótesis de la pérdida del lóbulo temporal, un zombi pierde la memoria, el habla y la noción del espacio y el tiempo.
Con la pérdida del lóbulo parietal, se acaba la conciencia de lo que sucede alrededor, desconectándose de la realidad, mientras que el hipotálamo es el encargado de controlar las sensaciones de sed y de apetito, pero, en un zombi, esta área queda atrofiada, lo que ocasiona su apetito insaciable.
Esta conferencia se transmitió en vivo a través de la página de Facebook de La Rodadora, donde se estarán presentando todas las conferencias relacionadas a la Semana del Cerebro, organizada por la UACJ.