Sacan palas, picos, entusiasmo y una nueva responsabilidad: forestar Ciudad Universitaria (CU).
Entre risas, camaradería y un compromiso que trasciende lo académico, 200 alumnos se unieron para sembrar huizaches y mezquites, con la esperanza de ver en unos años un campus reverdecido en medio del desierto juarense.
El pasado viernes, Daniela García Carrera, estudiante de quinto semestre de Comercio Exterior, fue elegida al azar para plantar el primero de los 50 árboles que inauguraron esta jornada. No lo hizo sola: su padre, que la acompañaba por trámites escolares, tomó la pala y juntos abrieron la tierra.
“Me alegra mucho participar, considero que este tipo de programas son muy importantes para la flora de CU. Hoy me tocó inaugurar el evento, fui la primera en sembrar el arbolito con la ayuda de mi papá”, cuenta emocionada.
Daniela ahora tiene una nueva rutina: revisar cada mañana el estado de su árbol, regarlo si lo necesita y vigilar que no lo ataque ninguna plaga. “En las mañanas sobre todo, porque en las tardes se va a ir evaporando el agua. Hay que cuidarlo”, dice convencida.

El ambiente fue de comunidad. Padres, maestros y alumnos compartieron la experiencia de dar vida a un espacio que poco a poco se convertirá en un pulmón verde. Antes de comenzar, personal de la Dirección de Parques y Jardines del Municipio ofreció una charla sobre el cuidado de los árboles y entregó las especies donadas.

“Lo más importante aquí es elegir árboles que consuman poca agua, que puedan crecer en armonía con el desierto. Por eso se sembraron huizaches y mezquites, que son resistentes y se adaptan al entorno de CU”, explicó Víctor Herrera, coordinador de Cultura Sustentable.
Este esfuerzo forma parte del proyecto Inspirar el Futuro Verde, impulsado desde inicios de año en el campus. La iniciativa no solo busca sembrar árboles, sino también un compromiso personal con el ecosistema. Por eso, cada uno de los 200 árboles tendrá un dueño: un estudiante que se encargará de cuidarlo durante 480 horas a lo largo de sus estudios.
La Dra. Gabriela Ortega Estrada, directora de Ciudad Universitaria destacó que este proyecto no solo busca cambiar el paisaje, sino también la relación de los alumnos con la naturaleza.
“Nuestro suelo es muy árido, carece de nutrientes y necesitamos sombras que protejan a los estudiantes. Al forestar, no solo damos vida al campus, también construimos un contexto más amable y resiliente frente al clima extremo”.
Forestar CU no es solo sembrar árboles: es sembrar comunidad, esperanza y futuro. En unos años, los estudiantes que hoy hundieron sus manos en la tierra podrán caminar bajo las sombras que ellos mismos regalaron a su universidad.