“Travesía por Bellas Artes” fue el nombre del conversatorio llevado a cabo el pasado viernes en la tercera etapa del Centro Cultural de las Fronteras (CCF), motivo por el cual se reunieron maestras y maestros con larga trayectoria dentro del programa de Bellas Artes, así como autoridades universitarias y comunidad en general, para escuchar en voz de sus fundadores, el comienzo de un proyecto que hoy ofrece una diversidad de talleres y cursos a toda la ciudadanía.
La plática tuvo como protagonistas al licenciado Jorge Mario Quintana, ex rector de la UACJ y primer coordinador del programa; al maestro José Lozano Franco y al ingeniero Francisco Carlos Díaz, que formaron parte importante en la conformación del mismo en 1980. Moderada por la maestra Victoria Ibarra, actual coordinadora, el conversatorio se desarrolló alrededor de anécdotas, fechas y momentos que, poco a poco han nutrido a un proyecto que ofrece sus servicios a más de 5 mil alumnos.
Momentos antes de comenzar el conversatorio, el licenciado Quintana dijo en entrevista a Gaceta: “Me tocó ser el primer director e iniciar el primer grupo de teatro que tuvo la universidad. Ser coordinador de los primeros talleres de artes plásticas, música, apreciación musical, danza moderna, teatro. Fue algo que irrumpió en la vida universitaria, algo muy importante porque entonces no existía actividad cultural alguna en la institución. Hoy, Bellas Artes es una realidad evidente, con su Centro Cultural de las Fronteras y su Centro Universitario de las Artes. Las Bellas Artes deben tener un lugar especial en la ciudad pues le da alma y sentido a la vida cotidiana y, junto con las Humanidades, le da corazón a la universidad”.
Por su parte, el maestro Lozano Franco dijo: “Yo era director general de Extensión Educativa y Servicio Social y, con el licenciado Quintana, surgió la idea de agrupar a todas las manifestaciones artísticas dispersas por la universidad. Con el entonces Rector Enrique Villareal, llegamos a un acuerdo para crear Bellas Artes. Hubo mucha aceptación, la gente quería participar y poco a poco se fue estructurando. Era completar parte de las funciones que ejercía la universidad. Existían las manifestaciones, pero se necesitaban institucionalizar”.
Durante el conservatorio, maestros y maestras tuvieron oportunidad de rememorar distintos momentos ante todos. Quintana, por su parte, recordó y dijo a los asistentes: “El departamento se encontraba en un edificio sobre la avenida Hermanos Escobar, enseguida de un conocido local de tamales. Ahí se concentraron los primeros grupos y talleres de artes plásticas, danza moderna. El grupo de teatro dirigido por el maestro Lozano y por mí, el de guitarra clásica, apreciación musical. El primer concierto ofrecido fue uno de guitarra clásica, después montamos una obra donde participó Octavio Trías”.