“Los días y el polvo”, novela de Diego Ordaz, fue presentada con gran éxito el pasado 16 de octubre en el Museo de Arte de Ciudad Juárez. En la mesa de presentación, el autor se hizo acompañar de los doctores Ricardo Vigueras, Willivaldo Delgadillo y Luis Carlos Salazar Quintana, este último como moderador de la mesa.
La obra de Ordaz, publicada en 2011 pero reeditada para integrarse a la colección In Extenso de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), fue objeto de diversas opiniones durante la mesa de presentación, que se desarrolló en un ambiente relajado entre presentadores y asistentes. Fue descrita por Salazar Quintana como “un texto que acaricia la novela, pero se aleja de ella. Una obra compuesta de pequeños relatos, de imágenes verbales”. Vigueras a su vez se refirió a ella como “una fábula poética que no cierra, abierta incluso cuando llega al final”, mientras que Delgadillo comentó: “Diego Ordaz no busca una experiencia estética sino una propuesta política, en un sentido profundo”.
En entrevista previa a su presentación, el autor habló sobre el proceso de creación de su obra y dijo: “Es una novela fragmentada, esencialmente aborda a la ciudad desde un punto de vista intimista y emocional. Yuxtapone varios planos: el western y cierto sentir existencial. También aborda el tema de la escritura, una reflexión sobre ella y Ciudad Juárez. Esos son los aspectos que me motivaron a escribirla. Tiene reflexiones sobre el tema de género, personajes trans, bisexuales y homosexuales”.
Para Ordaz, la idea se gestó, en términos de escritura, durante un lapso de dos años pues en materia conceptual el proceso fue más largo. “Hubo fragmentos escritos con anterioridad que integré después. Aparte hubo todo un trabajo de edición e incluso la misma fragmentación se me presentó como una duda. Presentar los fragmentos de esa manera, que se conectarán con otros, fue un proceso que me generó bastantes dudas.
El escritor mencionó que durante el proceso de revisión también hubo ciertas dudas: “Ocurrió pues ya soy otra persona y me pregunté `¿Cuándo escribiste esto?’ Era entonces otra persona. Pero la misma novela es una duda sobre la escritura. El acto creativo me causa angustia pues no sabes si lo estás haciendo bien o vas en la dirección correcta. Sin embargo, aquí está el resultado”, finalizó el autor.